La Oveja Roja

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El manifiesto de las mujeres viejas: libro que fisura el anillo-tronco de la vida

Eva Fernández

 


Como editores, nuestro gesto político fundante es amar las palabras que animan la vida, y por ello, cuidamos sobremanera todo ejercicio de escritura que rehúsa la palabra tabú. Vieja es una palabra tabú. Y el libro que ahora presentamos no quiere, no acepta que las palabras puedan designar un destino que nos resta o nos desprecia o nos extraña de nosotras mismas.
Un tabú no lo neutraliza un eufemismo, si a salud semántica se refiere. El giro afectivo lo provee un texto que se venga, re-siente y torna el tabú revulsivo.
Tras el ejercicio de filosofía poética de La muerte de mi madre me hizo más libre, Mari Luz Esteban emerge de nuevo como una demiurga que inactiva la fuerza del tabú y escribe Andrezaharraren manifestua, El manifiesto de la mujervieja, en su traducción literal al castellano.
Este libro conjura lo que termina el término tabú desde el recuerdo que arranca de una niña el cosquilleo voluptuoso de lo prohibido, lo negado, lo temido, lo feo, lo raro, lo vibrante... El poemario, siendo un libro corto, es intensamente abarcativo: arranca del «signo de interrogación» abierto desde la niñez a la vejez, pasa al «tránsito del cuerpo», y finalmente concluye con el Manifiesto que designa a la mujer vieja como «nuevo sujeto de la historia».
Os traemos en puro contento, pues, este libro-anillos, libro-tronco cortado, trozo de madera fisurado del que animamos todo «uso». Un libro anillo concéntrico que anticipa la estela de acontecimientos que seguro sucederán a su edición en castellano, que es simultánea a la edición en catalán y que llega casi a un año de su vida en euskera, la lengua donde el libro ya ha resonado en: entrevistas en la prensa y en un programa de la ETB: en grupos de lectura en distintas localidades del País Vasco; en una obra de teatro estrenada a finales de diciembre en Ea (Bizkaia) e interpretada por actrices vinculadas al colectivo Metrokoadroka y por la propia autora; en una sesión junto con dos bersolaris (Maialen Lujanbio y Miren Amuriza), dentro del ciclo Literatura mutanteak (Literaturas mutantes); o en el último disco de Rafa Rueda, que ha musicado el poema «Zahartzeko modurik onena» (La mejor manera de envejecer).
La «mujer vieja», cuya voz Mari Luz Esteban recoge en este poemario-manifiesto, escribe sobre sí misma sentada en una esquina de la plaza. Y se detiene para levantar la mirada, ver a sus amigas, incorporarse, dirigirse hacia ellas y terminarlo entre todas. Y así está pasando que ya los propios títulos del libro se han reescrito de formas distintas, pasando del singular en euskera donde se forja la figura de la «mujer vieja», al de «la nueva mujer vieja» en catalán, al de «las mujeres viejas» en castellano.
Este libro, lo sabemos, no va a dejarse de escribir nunca.

Eva Fernández

 

Comentario a El manifiesto de las mujeres viejas, de Mari Luz Esteban