Trabaja desde hace más de treinta años en una fábrica de productos químicos de Grande-Paroisse, en Grand-Quevilly, cerca de Rouen. En febrero de 2002, cinco meses después de la explosión de AZF en Toulouse, publicó su primer libro Putain d’usine, que alcanzó unas ventas superiores a 10 000 ejemplares. Uno de sus principales objetivos es hablar del día a día: «El trabajo asalariado es demasiado mortífero. Lo sufrimos casi como una maldición y condiciona nuestra vida».